Informe · La escritura creativa en Canadá y España

ARTE Y OFICIO DE LA ESCRITURA CREATIVA EN CANADÁ

Comparación con el caso argentino

Aspectos culturales de sus respectivas identidades

Por: Carlos Enrique Lutteral

1. Introducción

Desde hace unos pocos años en la comunidad literaria argentina se ha instalado un debate acerca de si el escritor de ficciones nace ya con las cualidades y destrezas necesarias o bien puede formarse como tal, atravesando prácticas y entrenamiento específicos. Esta cuestión tiene implícito el concepto de considerar al escritor como un artista autodidacta e inspirado versus el criterio de mirar al escritor como alguien que ejerce un oficio que se puede aprender y desarrollar a partir de ciertas habilidades personales básicas.

Lejos de ser novedosa la cuestión, ambas posturas han sido sostenidas a lo largo del tiempo en diferentes comunidades y centros literarios de occidente, dando origen en cada caso a tradiciones particulares que, a su turno, han condicionado la formación de las nuevas generaciones de escritores y su legitimación como tales. En líneas generales y graficando posiciones extremas, aparecen por un lado, tradiciones que consideran al escritor como un artista iluminado, siendo las llamadas “academias literarias” quienes se arrogan la facultad de dictaminar qué es arte y quién entra en el canon literario. Privilegiando el talento natural con una actitud conservadora, son renuentes a aceptar las nuevas formas. Por el otro lado y en el extremo opuesto, conviven tradiciones que piensan la escritura como una profesión y al “mercado” como quien legitima al autor, a partir de la eficacia que tenga éste para satisfacer a sus lectores. Los nuevos escritores, en consecuencia, se forman en ese oficio en busca del éxito (deseablemente masivo), aunque en algunos casos siguiendo criterios alejados de la buena literatura.

En el presente trabajo vamos a mostrar y reflexionar sobre dos modelos reales actuales (años 2010 y 2011) que expresan con matices la dualidad presentada más arriba. Por un lado, la situación que se vivencia en Canadá (en sus comunidades anglo y franco parlantes) y por el otro la de Argentina. Daremos cuenta de los criterios de enseñanza y práctica de los futuros escritores en los dos países que son extremos geográficos del continente americano, estableciendo sus similitudes y diferencias.

Sobre el caso canadiense, basándonos en la importante inserción de la enseñanza de la escritura creativa en el marco universitario, trataremos de responder a preguntas genéricas, tales como:

  • ¿Cómo han influido los antecedentes de sus tradiciones literarias en los programas de enseñanza?
  • ¿Qué propuestas formativas se ofrecen, en qué ámbitos y con qué metodologías?
  • ¿Es posible pensar en una identidad nacional literaria como consecuencia de los modelos educativos vigentes?
  • ¿Los egresados de los diferentes institutos formativos tienen oportunidades para la publicación de sus trabajos, que posteriormente posibilite la difusión de autores canadienses en otros países de América?

Sobre el caso argentino, basándonos en la hasta hoy única propuesta institucionalizada, no universitaria, de enseñanza del oficio de escribir literariamente, intentaremos responder, además de las preguntas esbozadas más arriba, los siguientes:

  • ¿Es conveniente llevar a la universidad la enseñanza de la escritura creativa?
  • ¿Cuáles son los desafíos a enfrentar para lograrlo?
  • ¿Es factible “importar” los modelos canadienses de probada eficacia?

Como marco de referencia para el caso argentino, es interesante tener en cuenta la situación por la que atraviesan algunos países de la Europa continental, en donde se verifican posiciones conceptuales intermedias. Por ejemplo en España, desde hace unos quince años, han empezado a funcionar las escuelas privadas de escritura con la misma idea con la que desde hace décadas existen los conservatorios de música, las escuelas de danza y de artes plásticas: que todas estas artes tienen una parte técnica, elementos que constituyen un oficio, que se pueden transmitir. Las escuelas de escritura sistematizan estos conocimientos, a través de un programa de estudios homologable al de cualquier carrera universitaria, y desempeñan el papel que antes han jugado otros vehículos de transmisión de los conocimientos literarios, como las tertulias o los grupos organizados por escritores.

Finalizado el recorrido propuesto, llegaremos a la conclusión que la tradición de la “inspiración divina” y el mito del escritor que se forma a sí mismo parecen hoy estar agotados. El saber literario ya no se comprende como algo volátil que se encarna en un sujeto, dándole la capacidad de crear arte a través de la palabra. Por el contrario, prevalece la concepción de profesionalizar lo que antes se consideraba pura intuición. Se tiende al modelo canadiense, sostenido análogamente en Inglaterra y Estados Unidos, todos ellos verdaderos “adelantados” en estos menesteres, quienes durante décadas han practicado y reivindicado la experiencia de la enseñanza sistemática de la escritura literaria.

Por último nos cabe señalar que la realización de este trabajo tiene como objetivo general el de establecer futuros vínculos y cooperaciones en el campo literario entre Canadá y Argentina, que pese a los orígenes y realidades históricas análogas, en ese particular han desarrollado métodos diferentes para formar escritores, influidos por modelos disímiles, el anglosajón y el europeo continental respectivamente. En suma, nos gustaría colaborar con un mayor intercambio que promueva el conocimiento y la divulgación entrecruzados de sus respectivas literaturas del presente, más allá de los grandes autores canónicos del siglo XX.

 

2. Canadá

 

2.1. Esquema general de la enseñanza de la escritura creativa

El modelo dominante hoy día de la enseñanza de la escritura creativa en Canadá tiene un importante antecedente en los programas que desde hace varias décadas tienen vigencia en los Estados Unidos y en el mundo anglo-sajón en general. Está caracterizado básicamente por estar inserto en la educación superior universitaria, ya sea en las carreras de grado como en las de postgrado, tanto en las instituciones anglo parlantes como en las franco parlantes. Si bien en estas últimas existen ciertas diferencias de enfoque y metodología, los planes de estudio están diseñados –al igual que en las instituciones anglófonas- con el objetivo de enseñar y desarrollar destrezas y procedimientos literarios que puedan servir para fines específicos.

En el primer ciclo universitario (vale decir el nivel de grado) se ofrecen cursos de iniciación en escritura creativa en prácticamente todas las carreras de índole humanista. En algunos casos, en el marco de la profesión en que el estudiante desea formarse, la escritura se inserta en la forma de materias optativas que se cursan aisladamente con el propósito de ayudarlo a mejorar su relación con el lenguaje y las palabras. En otros, conformando Certificados que incluyen varios talleres prácticos de escritura, con niveles crecientes de profundización. En opciones más avanzadas, por ejemplo la licenciatura de letras inglesas (o francesas), los cursos de escritura creativa se organizan en un corpus orgánico, como una orientación específica (Major o Minor in Creative Writing) del respectivo título de grado. Para los que desean dedicarse a la escritura literaria como oficio profesional o bien pretenden insertarse en el campo de la docencia universitaria, también se ofrecen opciones de postgrado, en el formato de especializaciones (Master of Fine Arts), maestría de artes (Master of Arts) y doctorados (PH D).

Por tratarse de una disciplina creativa, en cualquiera de los niveles, la unidad didáctica básica es el formato de talleres grupales, en donde el debate y la opinión de los pares y del coordinador del grupo son elementos formativos muy relevantes. En la medida en que se avanza en especificidad, los alumnos deben trabajar en más de un género literario y dedicar muchas horas de lectura y análisis como modo de desentrañar los procedimientos utilizados por autores reconocidos, para luego poder incorporarlos en sus propias producciones.

 

2.2. Detalle de los diferentes programas ofrecidos, a nivel Grado y Posgrado

Para ejemplificar cómo se plantean las metodologías y las características de los diferentes niveles de especialización en contextos disímiles, hemos seleccionado cuatro universidades del Este de Canadá y de cada una de ellas un programa, tomado de la amplia variedad ofrecida, que nos parece representativo de lo que deseamos ilustrar. Al finalizar este apartado consignamos los nombres de otras muchas propuestas sobre escritura creativa que ofrece Canadá.

De la cultura franco parlante elegimos el Certificado de Creación Literaria de la Universidad Laval de la ciudad de Québec. Luego mostramos las varias opciones de título de grado que dicta en inglés la Universidad Concordia de Montreal. Pasamos luego revista al programa de Master of Fine Arts que imparte la Universidad de Guelph en Toronto, para concluir con el Master of Arts de la Universidad de Toronto.
2.2.1. Universidad Laval (Québec)

El programa seleccionado dentro de los ofrecidos por la Universidad, es el Certificado en Creación Literaria, que a la fecha lleva quince años en vigencia. Si bien este certificado está mayoritariamente destinado a estudiantes que cursan la Licenciatura en Letras, quienes pueden optar por la Creación Literaria como orientación, también es elegido por estudiantes que provienen de carreras de Ciencias de la Comunicación o de Ciencias Sociales.

El Certificado en Creación Literaria tiene por objeto proveer un conjunto de conocimientos y habilidades que permitan a los estudiantes crear textos literarios de calidad.

Se los invita a explorar la imaginación y los procesos de experimentación específica para la escritura creativa, profundizando en el conocimiento del lenguaje como medio de expresión. Adquieren técnicas para crear obras de ficción de calidad en todos los géneros de la literatura (novela, poesía, cuento, relato, escritura dramática, guión de cine y televisión, etc.).

En nuestras entrevistas con sus profesores tomamos conocimiento de que solo una minoría de los alumnos que se matriculan en este certificado tiene la expectativa de convertirse en escritor profesional.  “Empiezan con pasión por la escritura, pero luego se dan cuenta de que no tienen el “fire” (el fuego); les falta un elemento esencial: la disciplina”, explica el escritor Neil Bissoondath.

A esto se agrega la dificultad para la publicación.  La Universidad no les provee facilidades en este aspecto, a veces son los profesores quienes pueden ofrecerles alguna recomendación.

La docencia es en cambio en muchos casos el objetivo profesional para los estudiantes, quienes toman este Certificado como el primer paso, para seguir luego la Maestría y después el Doctorado.  La primera posibilita ejercer la docencia en el nivel preuniversitario (CGEP), y el segundo en el nivel universitario.

Como es habitual en las universidades de Canadá, cada materia cursada provee de una cantidad de créditos, debiendo el alumno alcanzar 30 créditos para obtener el certificado (equivalente a 10 materias).

El recorrido se inicia con materias formativas comunes a todos los participantes, para luego pasar a la práctica de la escritura en el género de interés de cada estudiante en particular, que –finalmente- culminará la formación con un proyecto personal.

Las materias del certificado tienen la forma de talleres de escritura, coordinados en su totalidad por escritores, quienes deben tener al menos seis obras publicadas.  A través de la práctica continua, los docentes proveen a los estudiantes de los conceptos narratológicos.  En cambio, las lecturas y la teoría son desarrolladas en las materias de la Licenciatura en Letras.

En un principio se privilegian como temas, siempre a partir de la práctica de la escritura, el uso del lenguaje, la creación de personajes, la descripción de espacios.  Los alumnos producen ejercicios y en paralelo deben escribir un cuento. Los textos atraviesan un proceso de corrección a mano (como si se tratara de una edición) y es obligatoria la producción de una segunda versión, que forma parte de la calificación del alumno.

Pasado el ciclo introductorio, los estudiantes tienen que elegir materias de un menú que incluye talleres de novela, cuento, poesía, teatro, guión de TV o cine, literatura fantástica, relación con otras artes, literatura humorística, literatura infantil-juvenil, ensayo, letras de canciones, etc.

Finalmente, como última asignatura, los alumnos deben preparar un proyecto propio de novela o cuentos, de teatro o cine, de poesía o ensayo o cancionero. Realizan una entrevista inicial con su tutor y luego siguen escribiendo solos, a su ritmo. El tutor realiza devoluciones parciales, por correo electrónico.  Se encuentran con el resto de su grupo solo tres veces en el semestre. Aprueban el certificado con al menos 30 páginas revisadas y corregidas.

Consultado Neil Bissoondath sobre la elección de los temas en la escritura de los jóvenes en el Québec actual, conocimos que se trata mayoritariamente de aspectos duros de su realidad social: homosexualidad, incesto, muerte, SIDA. Raramente abordan el humor. La situación política no parece interesarles mucho. La escritura autobiográfica es más popular en el Québec que en el resto del Canadá.

Cabe destacar que los aranceles para los alumnos residentes en Québec son subsidiados por entes oficiales, resultando en comparación con otras casas de estudio canadienses, sensiblemente más bajos. Este dato da cuenta del enfoque sobre la enseñanza universitaria de Québec. Tal vez este factor ayude a explicar por qué las cohortes de alumnos en los niveles iniciales son tan numerosas (45 alumnos en promedio).
2.2.2. Universidad de Concordia (Montreal)

La Universidad de Concordia ha estado ofreciendo cursos de escritura creativa en los niveles de pregrado y postgrado por más de 25 años, y se ha convertido en un campo de entrenamiento para varias generaciones de escritores canadienses. Su enfoque metodológico de la enseñanza de la escritura creativa está basado en la interacción entre la lectura y la escritura. A lo largo de los años estos programas han evolucionado, incorporando nuevas áreas de especialización y ampliando otras. Hoy día se ofrecen, además de los cursos de poesía, ficción y teatro, otros cursos de perfeccionamiento tales como escritura de guión de cine, edición y publicación de libros, escritura de textos llamados de no-ficción creativa, de géneros cruzados, etc.

Los programas de escritura de esta universidad anglófona se insertan como orientaciones posibles dentro de las licenciaturas en el campo de las artes o las humanidades: “Bachelor of Arts”. Estas orientaciones, que entre otras posibilidades, constituyen las llamadas “Major in Creative Writing” o  “Minor in Creative Writing” (según sea la especialización deseada por el alumno), están compuestas por una secuencia de materias, en general desarrolladas bajo el formato de taller, con niveles de complejidad creciente.  En ambas orientaciones, inicialmente los alumnos están obligados a cursar más de un género literario (ficción en prosa, poesía o escritura dramática) pero pueden optar por uno de ellos en particular cuando acceden al nivel avanzado. Además deben cursar talleres de otros subgéneros (no-ficción, guión de cine-radio-televisión, literatura infantil, edición, entre otros). Completan la orientación con materias optativas de literatura en lengua inglesa y de autores canadienses (esto último solo para los que cursan la orientación Major en Escritura Creativa).

En general para obtener el título de Licenciado (Bachelor of Arts) se requiere cursar y aprobar materias que impliquen un mínimo de 90 créditos (30 materias aproximadamente). Para dar una idea del “peso” relativo de la especialización elegida por el alumno dentro de la licenciatura, la orientación Major in Creative Writing requiere 42 créditos y la Minor in Creative Writing 30 créditos. A su vez la universidad, dando cuenta de que estos programas son para alumnos con dedicación “full-time”, informa que como cálculo básico a considerar, cada materia representa unas 135 horas de actividad académica incluyendo clases, tiempo de estudio, preparación de escritos, correcciones, etc.

Como en la mayoría de las universidades canadienses el ciclo lectivo se divide en tres cuatrimestres (“semesters”): otoño (septiembre a diciembre), invierno (enero a abril) y verano (mayo-agosto). Los dos primeros conforman el período regular y la extensión de cada uno es de 15 semanas.

La metodología empleada difiere levemente según sean talleres introductorios o avanzados. En los primeros se trabaja inicialmente en la lectura y análisis de textos ya publicados, tal como se haría desde la óptica de un escritor. Esto significa que se desarrollan en formato de taller un conjunto de conceptos esenciales para la discusión y la comprensión de relatos publicados por escritores seleccionados por la cátedra. El objetivo de esto es encontrar una forma de evaluar la ficción basando el estudio en la eficacia narrativa de un texto en particular, más que en el  gusto o disgusto personal que despierta en cada alumno una primera lectura inocente. Luego hacia el final del cuatrimestre de otoño, se comienza con los  textos de ficción escritos por los miembros de la clase.

No se enseñan fórmulas para escribir ficción de forma exitosa, pero se señalan directrices útiles. Se sostiene que aprender a escribir bien siempre requiere de mucha lectura (con criterio amplio, en  ficción y no ficción), poder equivocarse y corregir, y en escribir historias incompletas y dejarlas reposar. Los participantes comentan en clase los trabajos realizados, critican, apoyan y ofrecen sugerencias para que el proceso de prueba y error de aprender a escribir sea más eficiente (aunque a veces más incómodo) que si trabajaran solos.

Dado que la mayoría de los alumnos está interesada en publicar alguna vez su trabajo, también se hace hincapié en las relaciones que conviene establecer entre el escritor y lector, detectando cuáles son las cualidades que pueden hacer que la ficción sea publicable en el mercado. Cabe apuntar que los estudiantes de escritura creativa de la Universidad de Concordia editan y publican antologías de sus propios trabajos.

Para aprobar el taller no se califican los escritos que se han preparado y discutido semanalmente. La exigencia para la aprobación del taller es que los participantes, al finalizar el año lectivo, hayan entregado un mínimo de 20 páginas de ficción original, dividido en dos relatos. La evaluación final de los alumnos dependerá de la calidad de estos escritos, como también de su participación en clase, de las otras tareas adicionales que se le asignen y de la asistencia a clase.

En los talleres avanzados el método general de trabajo, si bien se rige por criterios análogos, contempla el análisis y discusión grupal, casi con exclusividad, de los textos producidos por los alumnos. En general el itinerario de discusión en clase es libre aunque el docente trata de encauzar la reunión hacia el análisis de los tópicos específicos de la narratología tales como la consistencia y el desarrollo de los personajes, el avance de la acción, el narrador.

También el grupo evalúa el grado de efectividad logrado por el autor en cada relato en función de los objetivos que él mismo se propuso de antemano al escribir esa pieza, y los procedimientos y técnicas que empleó en la misma. Los participantes critican, comentan y sugieren cambios para una eventual posterior reescritura.

Al igual que en los cursos de iniciación no se califican los trabajos escritos semanales, base de las discusiones grupales. La aprobación del taller básicamente está dado por la entrega de dos relatos de 40 páginas de extensión (o sea aproximadamente 11.000 palabras) y la asistencia y la participación activa en clase.

En todos los talleres existe un seguimiento minucioso de cada alumno, lo cual implica una relación muy estrecha entre participante y profesor/tutor. Esta posibilidad se ve favorecida por una cantidad reducida de participantes en cada comisión (12 como máximo). Indefectiblemente esto redunda en una muy buena posibilidad para el alumno de recibir atención y consejo en sus trabajos. Los coordinadores de cada taller son todos, además de profesores universitarios, escritores con obra publicada.

Para ser aceptado en los programas de escritura creativa de la universidad, los postulantes deben presentar una carpeta con su mejor escritura acompañada de una breve carta de intención, describiendo los objetivos que se proponen lograr con el estudio de la escritura creativa.

Se comprueba de este modo la existencia de un mayor nivel de selectividad en los aspirantes a ingresar a esta universidad, en relación al caso anterior descripto.
2.2.3. Universidad de Guelph en Toronto (Toronto)

Desde el año 2006, la Universidad de Guelph ofrece una Maestría en Bellas Artes en Escritura Creativa (Master of Fine Arts in Creative Writing) en el campus de la Universidad de Guelph-Humber en Toronto.

Por su aplicación específica principalmente en países como Canadá y los Estados Unidos, es importante hacer una aclaración terminológica. El Master of Fine Arts (MFA) es un título de postgrado, considerado como un grado terminal, lo que significa que está visto como el más alto nivel en la disciplina en cuestión. Por lo general requiere de 2 años de estudios a partir de la licenciatura (Bachelor of Fine Arts, BFA ), aunque ese plazo varía según la universidad. El MFA se aplica generalmente en las artes visuales, la escritura creativa, la cinematografía, la danza o el teatro y artes escénicas. El requisito de admisión más importante es a menudo una carpeta con trabajos previos o una audición en vivo.

El Master of Fine Arts (MFA) se diferencia de la Maestría en Artes (MA) en que el MFA se centra principalmente en una práctica intensiva en un campo artístico en particular, mientras que el enfoque académico de un MA está orientado a estudios teóricos y críticos de una disciplina.

Esta propuesta, única en su tipo en la costa Este de Canadá, aborda exclusivamente los géneros de ficción, poesía, dramaturgia, guión de cine y no-ficción creativa. A diferencia de otras propuestas este MFA tiene una estructura fija de materias a cursar a lo largo de 2 años lectivos (6 cuatrimestres o “semesters”), teniendo cada cuatrimestre 12 semanas de duración.

El postgrado implica la aprobación de 3 talleres de escritura de duración cuatrimestral, dos de los cuales deben realizarse en géneros diferentes, con el propósito de desarrollar nuevas destrezas literarias. Se aceptan como máximo 12 alumnos por grupo,  lo cual implica un conocimiento profundo del avance y los problemas que cada alumno enfrenta en su crecimiento como escritor. Si bien los talleres son eminentemente prácticos implican una importante labor de lectura. Los docentes alientan a sus alumnos a una lectura amplia y voraz, intentando desarrollar en ellos la mirada propia de los escritores cuando leen. Con esta premisa no solamente progresan en la comprensión de los aspectos técnicos propios del oficio de escritor, sino que se capacitan para el análisis y adquieren enfoques útiles para su propia escritura. Una parte muy importante de los talleres es la interacción entre los estudiantes y los comentarios que se efectúan sobre el trabajo de los otros miembros.

Asimismo el postgrado exige la aprobación de 2 cursos plenarios, en los cuales participan, al mismo tiempo, todos los alumnos matriculados en el programa.  Es interesante detenerse un momento en estos cursos plenarios que tienen una particularidad distintiva de otras propuestas formativas.  Uno de ellos llamado “Los escritores en la escritura”, permite a los estudiantes aprender a conocer y a debatir las teorías de escritura (el discurso de los escritores sobre el arte de la escritura) de autores canónicos. El curso examina cómo ellos comprenden y describen sus propios procesos creativos, técnicas y objetivos, relacionándolos con una amplia gama de temas, incluyendo los roles contrapuestos de la experiencia y la imaginación, la idea de la perfección, las cuestiones de la propia voz y la representación, abordando también la naturaleza del realismo y el uso de las estructuras formales de la poesía y la prosa. El otro “Los escritores en el mundo”, involucra a los estudiantes en los debates importantes, a menudo muy polémicos, sobre el papel de la escritura en el contexto dentro del cual el escritor solitario crea su propio mundo imaginario. Los temas a considerar incluyen distintas concepciones de su papel en la sociedad y sus responsabilidades, la idea de una literatura nacional, el modo en que se le asigna valor a una obra literaria, el debate sobre los derechos de autor y el impacto de internet en la vida de los escritores profesionales.  Aquí participan escritores invitados y otros profesionales del quehacer literario quienes hacen una contribución significativa al curso.

La Especialización (MFA) finaliza con una tesis que puede ser una novela, un libro de poemas, una colección de cuentos, un guión de cine o un libro de memorias entre otras posibilidades. Se espera que sea un manuscrito revisado, de calidad publicable. Cada alumno tiene su tutor de tesis. La tesis es finalmente evaluada por un comité de tres personas.

Entre los requisitos para inscribirse en el programa el aspirante debe presentar, además de un título de grado, una carpeta con trabajos previos y una carta de intención explicitando los objetivos y las expectativas que tiene como escritor.
2.2.4. Universidad de Toronto (Toronto)

La Universidad de Toronto es la mayor universidad de Canadá. Fundada en 1827, hoy día posee un alto prestigio académico que la hace muy valorada por estudiantes locales y extranjeros.

Su Departamento de Inglés en el año 2004 abrió un programa de postgrado denominado Maestría en Lengua Inglesa con orientación en Escritura Creativa. Es requisito para ser aceptado dentro del programa, tener un título de grado en Lengua Inglesa obtenido con altas calificaciones, presentar una carpeta con los mejores trabajos de creación literaria, referencias constatables y una carta de intención especificando los objetivos personales a cumplir en el programa.

Se aceptan solo 7 alumnos por año, cantidad que equivale aproximadamente al 10% de los aspirantes que se presentan, lo cual da una idea del clima competitivo que caracteriza al programa. Las exigencias y la presión que los alumnos reciben durante la maestría tienen un correlato positivo en la alta valoración de sus egresados, por parte del medio editorial y de la comunidad literaria de Toronto. La excelencia de los tutores – escritores muchos de renombre internacional – a los que los alumnos acceden, representa una gran oportunidad formativa.  Si bien esta maestría está diseñada para entrenar en el oficio de escritura a futuros profesionales, el título otorgado habilita para acceder posteriormente a programas de doctorado, para aquellos que deseen desarrollar además una carrera de profesor universitario.

El programa está estructurado en 2 años de duración, con dedicación a tiempo completo. En lo que respecta específicamente a la escritura creativa, en el primer año se participa en un taller coordinado por la directora de la maestría. Durante la cursada se prevén charlas informativas con agentes literarios, editores y correctores profesionales que dan cuenta de los temas prácticos relativos al mundo editorial. El segundo año está dedicado a la escritura de una obra completa original, con una extensión aproximada de un libro, en un género a elección: ficción, poesía, dramaturgia o no ficción creativa. A cada estudiante se le asigna un profesor o miembro adjunto de la facultad con quien consultar regularmente, de modo individual, el avance del trabajo. El proyecto completo es posteriormente examinado por tres miembros del Departamento.

Dado el alto valor de los aranceles de la maestría, desde el propio Departamento de Inglés se recomienda a los alumnos inscribirse en los varios programas de becas que otorgan organismos públicos nacionales y provinciales. El resultado de esas gestiones suele beneficiar con becas parciales a casi todos los participantes.
2.2.5. Mención de otros programas universitarios presenciales de Canadá

Todo a lo ancho de Canadá, pero con mayor énfasis en sus costa oeste y en el centro del país, se ofrecen programas de grado y postgrado que incluyen a la escritura creativa como centro o como orientación de otras carreras. La descripción y el detalle de todas ellas excede los propósitos de este trabajo. Nos limitamos a mencionar las más relevantes, indicando los respectivos títulos otorgados:

  • Montreal – Universidad de Quebec en Montreal (UQAM)– Certificado de Escritura Creativa – Facultad de Artes
  • Vancouver – Capilano University – Departmento de Inglés – Associate in Arts Degree in Creative Writing
  • Vancouver – University of British Columbia –Departamento de Inglés – Bachelor of Fine Arts in Creative Writing
  • Edmonton – University of Alberta – Departmento de Inglés – Creative Writing major / minor
  • Fredericton – University of New Brunswick – Departmento de Inglés – Creative Writing option
  • Calgary – University of Calgary – Facultad de Artes – Orientación en Escritura Creativa. La Universidad de Calgary es además sede de la CCWWP (Escritores y Programas de Escritura Creativa de Canadá) asociación de muy reciente formación, resultado de una iniciativa de los miembros de sus Departamentos de Inglés y Teatro en conjunto con la Universidad de York y el programa literario del Centro Banff de las Artes. El propósito de esta iniciativa es crear un foro de debate sobre cuestiones relacionadas con los profesores de escritura creativa: la pedagogía, las condiciones de trabajo, las oportunidades de empleo y los asuntos sociales que se enseñan en las comunidades.
  • Victoria – University of Victoria – Facultad de Bellas Artes – Departamento de Escritura – Writing major / minor
  • Windsor, Ontario – University of Windsor – Departmento de Inglés – English Literature & Creative Writing BA
  • Toronto – York University –English Department – Creative Writing BA
  • Toronto – Humber School –Estudios a tiempo parcial en Escritura Creativa

 

3. Argentina

 

3.1. Esquema general de la enseñanza de la escritura creativa

Iniciada ya la segunda década del siglo XXI, con una larga y fecunda tradición literaria a cuestas, con grandes escritores de renombre internacional, con autores jóvenes que reciben premios por sus obras, con una incipiente actividad editorial independiente – sin contar los grandes sellos mundiales – la Argentina no cuenta hoy con enseñanza de escritura creativa institucionalizada a nivel universitario.

Las razones profundas de esta realidad habría que buscarlas en el campo político, social y cultural, investigación que excede en mucho los objetivos del presente informe. Nos limitaremos a describir la situación actual, haciendo mención a los principales actores de la misma.

Tal como decíamos al comienzo de este trabajo, el debate acerca de si el escritor se hace o nace está instalado desde hace décadas en el campo literario. Hasta hace poco más de seis años, las personas que sentían la pulsión de la creación literaria tenían dos opciones alternativas: contar con una buena inspiración y conformarse con descubrir las claves de una escritura eficaz en forma autodidacta, o bien recurrir a la mirada experta de otro escritor que ya haya transitado exitosamente ese mismo camino de iniciación.

Esta última opción formativa dio lugar al concepto de taller literario privado. Numerosos espacios de este tipo coexisten hoy día en el país, en donde escritores consagrados reúnen a sus discípulos para ayudarlos a producir y a corregir sus textos. En estos talleres de “autor” se han formado en los últimos años muy buenos escritores, que publican sus obras y obtienen prestigiosos premios. En simultánea también coexisten talleres cuyo propósito es el de ayudar a encontrar vías expresivas a personas que no persiguen manifiestamente la profesionalización de la escritura. La característica general de todo este amplio espectro formativo es que la labor desarrollada y la metodología de aprendizaje es variable de uno a otro, conforme a la particular mirada de cada coordinador y de los objetivos que persigan sus participantes.

A partir del año 2006, con la llegada de la primera escuela de escritura creativa, se instala en Buenos Aires un nuevo concepto para el desarrollo del oficio de escritor. Nace Casa de Letras con un programa articulado de talleres y cursos teórico-prácticos, dictados por diferentes escritores cada uno con su particular línea estética y estilo literario. Ex-profeso se busca que las miradas de cada profesor no resulten coincidentes, con el objetivo de estimular al alumno a encontrar su propia voz narrativa, única y personal, independiente de la de sus maestros. Volveremos más adelante sobre esta modalidad de enseñanza.

Por el contrario, en el ámbito universitario, las facultades de Letras preparan críticos, teóricos y docentes en el campo de la literatura, pero no introducen en su currículas materias relacionadas con el ejercicio y la práctica de la escritura. Queda afuera, de este modo, todo un campo expresivo sin cobertura. Nuevamente recordamos que existen justificaciones históricas y culturales de la sociedad argentina para que, desde el ámbito académico nacional, se soslaye la enseñanza formal de la escritura creativa. Quienes deseen perfeccionar el oficio de escritor deben hacerlo fuera de los claustros universitarios, en cualquiera de las variantes mencionadas.

A pesar de las condiciones imperantes, es importante mencionar la irrupción de toda una nueva generación de escritores argentinos (llamada Nueva Narrativa Argentina), que comienza a tomar forma a partir de la finalización de la Dictadura Militar de los años 1976-1983. Luego, en la década del 90, esta nueva camada de escritores adquiere un nuevo impulso como correlato de la fuerte crisis económica y social de los años 2001 y 2002. Como resultante de estos traumáticos procesos, un amplio espectro de escritores da cuenta en sus novelas y cuentos de una creciente conciencia política y una alta preocupación por lo social. Estos contenidos son indubitables consecuencias de la disolución del tejido social y productivo que sufrió el país durante los últimos 35 años de los cuales la literatura no puede sustraerse.

 

3.2. Detalle del esquema formativo de Casa de Letras

En línea con una tendencia que se verifica en varios países de Europa continental, en Argentina, la escuela de escritura creativa Casa de Letras, propone la profesionalización de la escritura mediante una carrera de creación literaria, enfocada a los géneros narrativos de ficción (cuento, nouvelle, novela, microrrelato), convencidos de que hay un lector en la historia de cada escritor, y que contar y leer son formas de reescribir la literatura y también la vida.

Su enfoque eminentemente práctico, aunque sin descuidar los aspectos teóricos, está basado en tres ejes: la práctica intensiva de la escritura, la abundante lectura de textos al modo en que leen los escritores y la indagación sobre el proceso creador de cada individuo.

Sobre estas premisas la propuesta formativa de esta escuela se estructura en un ciclo básico de 2 años de duración, con 6 materias obligatorias comunes y 2 materias adicionales seleccionadas por el alumno. En el menú de las opcionales se ofrecen talleres y cursos sobre los otros géneros no narrativos de la escritura creativa: poesía, guión de cine, dramaturgia, “no ficción” creativa. La cursada es presencial con 4 horas de carga semanal, lo cual no obliga a los participantes a una dedicación a tiempo completo.

Luego de este ciclo inicial se ofrece un año adicional de tutoría grupal de obra para quienes tengan proyectos  de escritura encaminados y que deseen supervisarlos con algún escritor del claustro de profesores.

La carrera se destaca por la pluralidad de miradas y enfoques desde el lado de los coordinadores a cargo de los talleres, y una rica y provechosa heterogeneidad en los grupos de alumnos. Esta última proviene del amplio espectro de profesiones, intereses, experiencias de vida y edades que admite el programa. Desde la dirección de la escuela se privilegia la cooperación por encima de la competencia, propiciando la consolidación de grupos de pares, que a su turno, colaboran entre sí como primeros lectores y críticos. El aprendizaje se completa pues para cada uno, con las devoluciones que los otros compañeros reciben por sus respectivos trabajos.

Casa de Letras ofrece además talleres y cursos breves de formación continua, para sus alumnos regulares y el público en general. Focalizan en los otros géneros de la escritura creativa, en algunos subgéneros particulares de la escritura narrativa, o en la lectura y análisis de autores o períodos de la literatura universal.

Entre los planes futuros de mediano plazo, Casa de Letras tiene diseñada la primera versión de un programa de postgrado de Especialización en Creación Literaria, de dos años de duración, para ser desarrollado en conjunto con una universidad nacional. La normativa académica argentina referente al dictado de cursos superiores, prevé la posibilidad que organizaciones civiles sin fines de lucro puedan ofrecer programas de postgrado, supervisados por alguna universidad con reconocimiento oficial. La concreción de esta alternativa, por ahora en etapa de estudios preliminares, podría dar inicio a toda una gama de posibilidades de desarrollo local y abriría a su vez la vía de intercambio y cooperación con universidades y escuelas de todo el mundo.

Otro proyecto en ciernes de Casa de Letras es el inicio de sus cursos de escritura creativa en el formato on-line. Esta modalidad de enseñanza, a la vez que permite integrar varias comunidades de habla hispana, permite el acercamiento y la difusión de literaturas extranjeras, hoy prácticamente desconocidas en el medio argentino y viceversa.

 

4. Conclusiones

Uno de los objetivos específicos que nos trazamos para realizar el presente trabajo fue el de tener la oportunidad de observar los métodos y los criterios con los cuales la sociedad canadiense entrena y forma profesionalmente a sus escritores de ficciones.

Luego de analizar y clasificar toda la información recogida en el campo, concluimos que Canadá concibe a la escritura literaria a la vez como un arte y un oficio. Que para desarrollar y generar escritores profesionales es necesario comprometerse con una enseñanza sistemática y que la misma debe basarse, más allá de ciertos conocimientos teóricos, en el ejercicio mismo de la escritura y en una lectura abundante con una mirada no inocente.

Este particular concepto sobre el proceso formativo que debiera recibir un escritor, ha sido plasmado en un eficiente esquema educativo con rango universitario. Sin duda para conformarlo, en un proceso que se ha consolidado especialmente en las últimas dos décadas, los respectivos responsables por su diseño han tomado nota de la rica experiencia que otros países anglo sajones, tales como EEUU e Inglaterra, han sabido perfeccionar a lo largo de muchísimos años. Este proceso de inclusión de un arte creativo como la escritura a la educación superior, fue facilitado por las similitudes de los esquemas formales que tenían las universidades canadienses con sus pares de referencia. Este sistema universitario, que le permite a cada alumno diseñar el recorrido de su carrera, conforme a las orientaciones temáticas de su preferencia (opciones para “major”, “minor”, “double major”, entre otros), allanó el camino para la incorporación de la escritura creativa como disciplina y como complemento de muchas licenciaturas (“Bachelor of Arts”). Esta jerarquización de la escritura creativa como tal necesariamente conlleva, en primer lugar, a la aceptación formal por parte de los medios literarios legitimados socialmente (academias de letras, prensa crítica, escritores independientes, entre otros). Conduce a su turno a una creciente profesionalización en la medida en que se abren mayores oportunidades de publicación y de otros trabajos profesionales vinculados con el mundo de los libros.

A estas prometedoras salidas laborales se suma la del campo docente universitario propiamente dicho, opción válida a partir de las carreras de postgrado que las mismas universidades ofrecen en el campo de las letras y la creación literaria (“Master of Arts”, “Master of Fine Arts” y “Ph D”).

En síntesis el sistema de enseñanza superior canadiense reconoce y promueve el arte y el oficio de la escritura, al cual se puede acceder a través de programas formales y sistemáticos impartidos en las instituciones más prestigiosas del país.

No obstante a nuestro juicio existe un peligro en el sistema tal como está descripto en algunas instituciones relevadas: el de considerar la escritura como un producto puramente de mercado. Cuando decimos esto nos referimos a una mirada centrada en la aceptación del mercado como juez y motor impulsor del material producido. Esta posición podría conducir a priorizar por encima de los deseos de comunicación personal del escritor y de su intransferible acto creativo, la búsqueda de la receta exitosa, que generalmente está alejada de una calidad literaria media. Los motivos por los cuales un texto es demandado pueden estar relacionados con razones análogas a las que puede tener cualquier bien económico, pero no necesariamente satisfacen las exigencias propias de un arte.

En otros aspectos, en nuestras entrevistas con directores de carrera y profesores de diversas universidades canadienses, hemos tratado de investigar tendencias generales que puedan ayudar a intuir una identidad literaria nacional. No hemos podido confirmar esa hipótesis aunque sí es notorio que las universidades propias de la cultura franco parlante tienen en sus programas una mayor inclinación a considerar a la escritura creativa como un arte. Las anglófonas, tal vez por una mayor influencia del mundo mercantil estadounidense, se insinúan más proclives a una formación más centrada en el mercado como árbitro o como necesidad a ser satisfecha. Lejos de ser esta percepción un juicio de valor, lo que se intenta es meramente mostrar la evolución que ha tenido la enseñanza de la escritura creativa en las dos culturas más relevantes del Canadá.

Esto mismo se ve reflejado, aunque como toda generalización en este aspecto puede ser cuanto menos ingenua, en las temáticas desarrolladas en lengua inglesa y francesa. Los alumnos de escritura creativa, en general, no se ven tentados a producir historias con contenido social o político. Sin duda esto está vinculado a que los mismos son todavía jóvenes universitarios a tiempo completo, con poca o nula experiencia en el mundo laboral y relacional, que es donde las problemáticas sociales se ponen más de manifiesto. Los aspirantes universitarios a futuros escritores en Canadá no han tenido aún las suficientes experiencias de vida que puedan dar lugar a la creación de historias con personajes y situaciones con basamentos más realistas. El costo de las matrículas universitarias canadienses, si bien sensiblemente menores a las de sus pares estadounidenses, interviene como un condicionante adicional en el perfil socio-económico, y su consecuente correlato vivencial, del alumnado.

A los efectos de la publicación de manuscritos, la estructura de enseñanza en Canadá favorece notablemente las posibilidades de quienes están en el camino del oficio de escritor.  Si bien para el mundo hispano parlante, la difusión de los autores canadienses aún está en estado incipiente, estimamos que en la medida en que haya una mayor traducción de sus textos, la creatividad y el esfuerzo realizado para adquirir las técnicas y herramientas se van a poner de manifiesto y serán a su turno valoradas.

Argentina y Canadá, países coetáneos situados en los extremos geográficos de América, han desarrollado no obstante, y en especial durante el siglo XX, tradiciones culturales diferentes, como consecuencia de sus disímiles evoluciones políticas y sociales. Con el transcurso de los años se fueron instalando en cada país las características propias que consolidaron sus respectivas identidades.

Sin perjuicio de todo ello y a partir de los desarrollos ejemplificados nos complace poder concluir que es mucho y variado lo que ambos países pueden cooperar en el campo literario, en particular en lo relativo a la producción de las nuevas camadas  de escritores.

En el aspecto formal, quedó expuesto que Canadá lleva la delantera en lo referente a los programas de enseñanza en el marco universitario. A la Argentina por el contrario le queda la tarea de organizar y transitar esa modalidad. Consolidada la institucionalización del oficio, surgirán como consecuencia lógica, el desarrollo de nuevas oportunidades laborales al menos en dos campos vinculados: el quehacer académico y el mundo de la edición.

La experiencia reciente vivida durante el proceso de institucionalización que ha vivido el país del norte y los altos standards logrados en esta materia, es a nuestro juicio un valioso modelo a imitar a la hora de pensar un próximo desarrollo de este tema en el país del sur.

La Argentina tiene y ha tenido excelentes escritores, la mayoría en la categoría de autodidactas, que conforman un universo estilístico muy variado, muchos de ellos con renombre internacional más allá de la lengua española, lo que da testimonio de la vitalidad notable de su literatura. Este fenómeno que se verifica asimismo en otras artes, tales como la escritura dramatúrgica y la práctica teatral, abriga esperanzas de una cooperación fructífera entre pares.

Los avances comentados en algunos países de la Europa continental, muestran a su vez un camino posible a transitar por los argentinos. Las incipientes asociaciones de programas educativos en el campo de la escritura, tanto en Europa (a través de la flamante Asociación Europea de Programas de Escritura Creativa, EACWP) como la mencionada en Canadá, son también terrenos fértiles para el intercambio y el crecimiento entre aquellos que dedicamos esfuerzos a la enseñanza y difusión de la creación literaria.

 

5. Agradecimientos

Este trabajo ha sido posible gracias al inestimable apoyo de numerosos escritores, profesores, autoridades de universidades y personas vinculadas al quehacer literario e institucional de Canadá y Argentina.

Destacamos por su especial ayuda a:

  • Beatriz Ventura – Agregada Cultural de la Embajada de Canadá en Argentina.
  • Annette Pfeiffer – Presidenta de Asociación de Centros de Estudios Argentino Canadienses (ASAIEC).
  • Adriana Ramponi – Presidenta del Centro de Estudios Argentino Canadiense de Buenos Aires.
  • Neil Bissoondath – escritor y profesor de la Universidad Laval en Quebec.
  • Patrick Leroux – escritor y profesor de la Universidad de Concordia en Montreal.
  • Catherine Bush – escritora y coordinadora de departamento de la Universidad de Guelph en Toronto.
  • Rosemarie Sullivan – escritora y coordinadora de departamento de la Universidad de Toronto.
  • Philippe Mottet – escritor y profesor del Collège Xavier Garneau de Québec.
  • Blanca Herrera – codirectora de Casa de Letras Buenos Aires.

Buenos Aires, febrero de 2012