Ecuador: Una literatura más allá de sus fronteras

Dossier Ecuador

Por Julia Rendón

Narradores Extranjeros Nro. 6

De Ecuador se piensa que es en un pequeño país en la mitad del mundo con clima cálido y playas maravillosas (entre ellas la más visitada por los argentinos: Montañita). Se ignora que el clima del país no es caliente en todo su territorio, que en Quito, por ejemplo, la capital situada a dos mil ochocientos metros de altura y rodeada de nevados y volcanes, se pueden experimentar las cuatro estaciones en un día; y en la noche, el viento frío hace vívido uno de los centros coloniales mejor conservados del mundo. Pero algo más preocupante es la ignorancia acerca de la literatura ecuatoriana.

Pablo Palacio, por ejemplo, uno de los mejores escritores nacionales, representa quizá el ejemplo de un olvido que tiene que ver más con la mentalidad conservadora del país, que con los aciertos de la crítica y la internacionalización de las obras ecuatorianas. Así, este escritor tardíamente reconocido entre los grandes de la literatura hispanoamericana recién se da a conocer hace pocos años fuera del país.

En la conformación del canon ecuatoriano, al principio existía un peso de lo étnico y lo autóctono, pero el boom petrolero y la globalización han creado corrientes literarias más ligadas a lo urbano. Esto sería aplicable a autores nacidos antes de los años setenta ya que, desde la perspectiva ideológica que dominó el horizonte cultural ecuatoriano entre 1930 y 1960, lo que se legitimaba y promovía era una literatura de orientación social con el afán de crear un nuevo orden. Pero lo que nos compete en esta compilación son aquellos autores más tardíos y aún más invisibilizados internacionalmente, que no han tenido un afán politizado sino el oficio de escribir más puro: los narradores ecuatorianos muy actuales.

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