Cuento inédito: Teoría de las cuerdas, de Andrés Neuman

Vivo sentado en mi escritorio, frente a la ventana. Las vistas no son lo que se dice un paisaje alpino: patio estrecho, ladrillos sucios, persianas cerradas. Podría leer. Podría levantarme. Podría dar un paseo. Pero nada es comparable a esta generosa mediocridad que contiene el mundo entero.

Estos ladrillos míos son toda una universidad. Me dan, por empezar, lecciones de estética. La estética comunica la observación con la comprensión, el gusto individual con el sentido general. La estética vendría a ser, entonces, lo contrario a la descripción. Cuando uno sólo tiene un patio interior para llenarse los ojos, ese matiz se convierte en una cuestión de supervivencia.

O lecciones de semiótica…

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