Traductores: Sol Gil

Joven traductora y editora argentina, creadora, junto a la francesa Anne Gauthey, de la magnífica colección Extremcontemporáneo –iniciativa que apuesta a la traducción de narradores de la Francia actual, inéditos en nuestra lengua y en su mayoría relegados por los “pesos pesados” que eligen traducir los emporios editoriales–, Gil nos narra su experiencia con Diario del afuera y La vida exterior, obras de la celebrada Annie Ernaux, y comparte sus ideas sobre los nuevos aires que podrían acercar a autores y lectores de uno y otro lado del océano. Además, y en exclusiva para La balandra, traduce un fragmento de Pequeños tratados, de Pascal Quignard, primera obra monumental –única en su género– del notable escritor francés.

–¿Cómo surgió el proyecto de traducir a Annie Ernaux?

–En 2011 volví de Francia, adonde había ido a hacer una maestría en literatura francesa contemporánea en La Sorbona. Mientras vivía allá y gracias a mi director, Bruno Blanckeman (uno de los mayores especialistas del extrême contemporain, como suelen llamar los académicos franceses al período que va desde 1980 a nuestros días), había descubierto una serie de autores muy interesantes que en Argentina eran prácticamente inéditos o desconocidos. Investigando, encontré muy pocas traducciones, muy dispersas. Como docente de literatura francesa actual, esto se volvía una restricción a la hora de hacer un panorama porque, tarde o temprano, debía recurrir a los “autores Anagrama”: la editorial española que publica sistemáticamente a grandes figuras (Modiano, Michon, Carrère), pero deja a otros autores igualmente reconocidos y fundamentales fuera de ese catálogo –como es el caso de Annie Ernaux–. Comprobé que tampoco contábamos con traducciones de pequeñas editoriales españolas o latinoamericanas, algo que contribuiría a ampliar el panorama.

En 2013 nos conocimos con la editora Anne Gauthey. Ella llevaba un tiempo con el proyecto de Milena París, un proyecto puente –editorial y cultural– entre escritores franceses en Argentina y escritores argentinos en Francia, libros bilingües, entre otras cosas. Le propuse, entonces, crear una colección de literatura extranjera actual (por el momento especializada en literatura francesa y francófona) con la intención, podría decir, de ir más allá del
“canon Anagrama” y, sobre todo, poder ofrecer a los lectores argentinos traducciones locales. Así nació Extremcontemporáneo (en homenaje irónico a las etiquetas que suelen ponerle los franceses a la literatura).

–¿Por qué, de toda la obra de Ernaux, elegiste Diario del afuera y La vida exterior?

Diario del afuera formaba parte de una lista de libros que tenía que leer para el seminario de mi director. Al leerlo me encontré con algo muy distinto de lo que ya conocía de Ernaux, se alejaba de la escritura biográfica y eso me gustó enseguida. Pero con este libro también me pasó algo bastante mágico. Yo llevaba unos meses en París y estaba desencantada. París se había vuelto una ciudad muy moderna, consumista, tensa, gris. Empecé a anotar cosas que veía, cosas que me indignaban porque no correspondían a lo que yo había imaginado desde mi adolescencia en Buenos Aires. En ese mismo momento me tocó leer Diario del afuera y se dio la casualidad de que lo que iba leyendo correspondía por momentos con lo que yo misma estaba escribiendo, viendo… Con semejante escena epifánica, ése sería sin dudas el primer libro de la colección. Por otro lado, la obra de Ernaux sólo había sido traducida en España y sus libros no estaban disponibles en nuestro país, así que me pareció más que interesante que el lector argentino y el latinoamericano tuvieran acceso a una de las escritoras francesas más importantes de las últimas décadas. Tuvimos la suerte de que este libro fuera uno de los pocos de Ernaux que quedaba inédito en castellano. La editorial francesa nos ofreció publicar también La vida exterior y así se formó el díptico que en la edición original corresponde a dos libros diferentes.

“Nuestra apuesta de traducción es no dudar ante lo ‘argentino’. En el caso de Ernaux, usé palabras como subte, colectivo, pendevieja, recurrí al voceo, etc. Pero no es únicamente un tema de léxico. Se traduce también un ritmo y es importante que esa cadencia sea natural.”

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Se puede acceder a la nota completa en el Número 12 de La balandra digital, o en en la versión en papel, para lo cual hay que suscribirse.