Debates: ¿Buenas críticas es igual a buenos libros?
Es muy común que en revistas especializadas, suplementos o programas culturales, por no mencionar los blogs dedicados a la literatura, se vean elogiados (hasta el punto de volver imprescindible su lectura) libros escritos por autores contemporáneos que, una vez comprados por el confiado lector, llevados a casa y leídos, dejan la impresión de merecer la indiferencia en el mejor de los casos ¿Qué compromiso hay en la escritura de una crítica literaria? ¿Responde a intereses que no tienen que ver con la calidad? ¿Cómo saber si una reseña es confiable? La balandra convocó a doce especialistas, reconocidos periodistas, autores y críticos, para que desde el ojo de la tormenta nos ayuden a “leer” a los que leen y juzgan los libros, a quienes suben o bajan el pulgar con el poder de sus palabras.
Libros que serán olvidados a los quince o veinte minutos de haber llegado el lector a su página final, que no han ni siquiera rozado un solo estamento de lo que podría denominarse la sensibilidad lectora, que jamás podrían ocupar un lugar en el corpus de la literatura son, con alarmante frecuencia, objeto de admiración de la crítica. Incluso cuando se puede reconocer buena intención en ellos es claro que esas obras hubieran debido permanecer en el cajón de los borradores, y que son parte de un montón olvidable. La intrascendencia más pura y perjudicial es lo que depara su lectura. Este fraude no sorprendería tanto si no fuera por el evidente contraste: en las páginas de medios especializados se los sigue mencionando como material indispensable para comprender el presente o el futuro de las letras, sus autores siguen recibiendo loas y espacio mientras otros autores –no siempre principiantes o recién llegados al mundo editorial– son ignorados con alevosía, pese a los premios o a la trayectoria dignísima que puedan ostentar. ¿Por qué textos que en un taller literario serían catalogados como textos básicos, carentes de toda belleza u originalidad, son en tantos casos –cuando provienen de algunos narradores contemporáneos– endiosados por sus cualidades?
Como se puede vislumbrar en el debate que sigue, las operaciones de prensa, el amiguismo, el intercambio de favores, los odios o amores encubiertos pueden ser en muchos casos la razón de una crítica favorable y engañosa. Pero pareciera que además de todas estas lamentables razones hay una en la que caen incluso los críticos honestos, que acatan con sumisión y quizá sin proponérselo el prestigio del consenso del que hablaba Bioy Casares. Ese maravilloso llamado de atención expresado en una conversación con Noemí Ulla: “Creo que en la opinión de la gente sobre los libros contemporáneos, nadie se atiene a su propio juicio sino al prestigio del consenso. Así, en los años cuarenta he visto que todo el mundo, la izquierda y la derecha, los nacionalistas y los internacionalistas, consideraban que Mallea era el más grande artista. Un día eso concluyó, y no sé si hay mucha gente que hoy crea que Mallea haya escrito una línea que valga la pena. Yo quisiera creer que la ha escrito, nunca la encontré. Por estas cosas se cometen toda clase de injusticias, se admira a los admirados, se hunde a los hundidos. Aunque de vez en cuando alguien piensa que conviene levantar a un hundido. Sucedió con Roberto Arlt, con Horacio Quiroga, con Gombrowicz, con Faulkner. Hay una serie de autores que son inexpugnables, admirados por todo el mundo, y a mí nunca me han atraído. Siempre he querido aplicar mi juicio con entera libertad de las opiniones ajenas” (1).
Nos preguntamos: ¿es posible que no haya lugar para una crítica genuina, una opinión que no esté influenciada ni por los vínculos (ya sea positivos o negativos) del escritor con los medios, el prestigio que acompaña su trayectoria o incluso el afecto que despierta su manera de ser? En resumen y volviendo a la pregunta del debate, ¿podemos afirmar que una reseña positiva de un libro habla de un buen libro? Y si no es posible hacerlo, ¿cómo retornar a una crítica confiable?
“Nada más denigrante para un libro que recomendarlo para leer en la playa. ¿En la playa no se puede leer a Proust? ¿Es pecado leer a Alejandra Pizarnik frente al mar? La tinelización de la cultura también es eso.”
Osvaldo Quiroga
“El editor del libro elogiado puede ser el que firma la crítica en un medio gráfico o virtual. Existen varias especies, algunas muy caricaturescas: el crítico puede ser amigo del autor/autora, su sobrino, su cónyuge, su agente literario.”
Daniel Gigena
“Cuando en 1948 apareció Adán Buenosayres de Marechal, la crítica lo recibió con una piedra en cada mano. Hubo quien lo consideró un plagio del Ulises de Joyce. Sólo se alzó a su favor la voz de un joven Julio Cortázar.”
Mónica López Ocón
“Una buena crítica instala una incomodidad entre aquellas verdades que se imponen como absolutas.”
Fermín Rodríguez
“Mientras las reseñas negativas suponen sí o sí un compromiso por parte del crítico, puede que detrás de una crítica más o menos positiva se esconda un libro leído a medias. No se puede hablar mal de un libro sin haberlo leído.”
Eugenia Zicavo
“El novelista y el poeta no quieren ser penetrados, ni quieren ser leídos, más bien quieren ser elogiados, festejados, confirmados. Preferirían, en todo caso, ser divulgados antes que examinados. Por eso la auscultación del crítico siempre les resulta incómoda.”
Juan Terranova
“La mejor crítica sigue siendo la que alguien expresa en una reunión de amigos y promueve el entusiasmo consumidor de sus interlocutores más allá de una tapa que, como se sabe, es cartón pintado.”
Ernesto Mallo
“Me gusta la crítica que escribe su lectura. No me importa si es ‘bueno’ o ‘malo’ el libro en cuestión, en un ranking de puntajes, ya sean dedos, números, letras o el orden que la gráfica escoja. La crítica es un hueco o un pasaje, un pasadizo secreto, personal, hacia el texto descubierto.”
Silvia Hopenhayn
“Quién es el autor del libro, quién es el autor de la crítica, dónde se publicó el libro, dónde se publica la crítica. A partir de esos datos que observo ANTES de leer el contenido de la nota, muchas veces tengo una idea de si la crítica será positiva o negativa.”
Juan José Burzi
“Los autores de editoriales chicas suelen enarbolar una lucha artificial contra el mercado que, claro, desaparece ante la primera oportunidad de publicación en un sello de relevancia comercial.”
Patricio Eleisegui
“Lo que más abunda es la crítica buena al autor amigo, cosa que el lector olfatea y rechaza, y que es uno de los principales elementos de por qué el lector casi no lee suplementos culturales: porque no son creíbles. Están viciados.”
Luis Mey
“Si una crítica favorable es muchas veces sólo un favor, una crítica ‘sangrienta’ es no menos veces la mala fe de un resentido, la ejecución cobarde de una venganza.”
Guillermo Martínez
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(1) Ulla, Noemí. Lecturas y líneas estéticas, Alicante. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2013. Otra ed.: Conversaciones con Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2002, pp. 17-35.