Nociones de oficio: El diálogo en narrativa
Esta sección va dedicada a todos los que buscan iniciarse en el oficio de narrar y a los lectores que, sin tal necesidad, quieren conocer algunas de las posibles cuestiones a las que se enfrentan los autores de narrativa. Está basado en la experiencia directa de los talleres literarios coordinados por su autora a lo largo de los años, que ha sido recopilada en el libro El taller. Nociones sobre el oficio de escribir y que, desde marzo de este año, se encuentra publicado por el sello Aguilar.
Por Alejandra Laurencich
Del pánico a la incontinencia verbal
Los diálogos suelen representar el terror de los autores novatos. Muchas historias carecen de diálogo por la resistencia del autor a “meterse en problemas”, desaprovechando un recurso narrativo precioso que puede conectar al lector directamente con el habla de los personajes. En otros textos, por el contrario, la prosa está interrumpida con diálogos interminables en los que, buscando la similitud con la realidad, el autor deja que sus personajes hablen hasta por los codos antes de llegar al asunto crucial que necesita ser contado.
No es necesario el preludio para llegar al nudo en un diálogo. Si queremos reconstruir un diálogo real, evitaremos la trascripción literal de cada una de las frases de una plática; en cambio vamos a extraer las que convienen a nuestros fines, las que aportan materia sustancial a nuestro relato. Otra vez, en este aspecto del oficio narrativo que es el diálogo, vemos cumplirse el menos es más. La verdad en literatura se consigue falseando la realidad, recortándola, yuxtaponiendo situaciones que en la vida cotidiana no son adyacentes. Por esto el diálogo de un cuento o una novela puede iniciarse por el medio o el final, sin ser necesaria la incorporación de las frases previas. Sólo con una manipulación de lo real podemos conseguir un diálogo intenso, que sin perder la expresión verosímil siga ostentando la calidad de literario.
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