Poetas Extranjeros · Aleš Šteger

 

Rallador

Recuerdas cómo regresó de la porqueriza
tu madre, Yocasta, con la mano abierta.

En la locura del dolor se abrió una ventana.
Salió, y se salió de su cuerpo.

Recuerdas cómo la vendaba tu padre asustado,
Cómo se manchaban de rojo los bordes de la venda en la huida.

Esta vez el murmullo del rallador es tuyo. El mundo se desvanece.
El gajo se achica, pero ¿quién es qué para quién?

¿Acaso no eres sólo el instrumento de la manzana en tu mano?
En silencio te ralla en sí, budista maduro, idared samsara.

Cuando te desaparece, abres los ojos, como tu madre
Aquella vez, al otro lado de la herida.

 

Sal

Cuídate de la dialéctica del soberano.
La elección entre el jifero Krpan(1) y el mártir Brdavs es falsa.

No es política ni mesianismo.
No das órdenes a las literas del ejército, no levantas a los muertos del catafalco.

Por eso no hables a medias.
¿Cómo doblar el rocío, el enamoramiento, lo efímero?

Que llegue entero al final lo que te ha sido confiado.
Relincha, la yegüita, Rocinante, Pegaso blanco de Jurij(2).

Aguanta, infatigable, tu carga desmoronada.
Bajo tus pezuñas se están abriendo senderos de despeño.

Habla, pero no cuentes la historia que los otros dicen ser tuya.
No tiene importancia, como una mina de sal abandonada.

Por sus oscuros pozos, alguien pasa de contrabando para devolverle
a la mar lo quitado.
Ayúdale.

Ventana

A veces se acuesta en tu regazo y te sorbe.
A veces te refleja sólo con el globo ocular derecho. De hito en hito.

En la noche desaparece. Entonces oyes, alguien se inclina por lo desvanecido
Y vomita sobre ti todas las horas, vomita todas las escenas.

Nunca te le acercas más que hasta el lado opuesto del espacio.
A pesar de la curiosidad te deja ver más, de lo que puedes digerir.

Las persianas parten sus entrañas en flacas rodajas.
Sólo lo que queda quieto detrás de las emociones, a veces las recompone en la luz
Atardecida.

El don y el castigo de los dioses del aire corriente. ¡Ciérrala! ¡Ciérrala!
Para que no se precipiten también estas nubes en ti.

 

(Poemas pertenecientes al volumen El libro de las cosas)

(1) Martin Krpan es el protagonista del cuento esloveno escrito por Fran Levstik en 1858, que hacía contrabando con la sal inglesa. La historia relata los sucesos en la Corte de Viena en los tiempos de la invasión turca, cuando Viena se vio amenazada por el jifero Brdavs al que sólo Martin Krpan pudo vencer. En el poema, los papeles de Martin Krpan y Brdavs son opuestos adrede.

(2) Zeleni Jurij (Jurij Verde) encarna la llegada de la primavera a finales de abril, según la tradición pagana.

Como un plus, también compartimos los poemas de Aleš Šteger publicados en la edición papel del número 9 de La balandra, esta vez en el idioma original.