Editorial La balandra Nro. 11
Hay escenas u ocasiones a las que nos gustaría definir con una palabra, una que pudiera pronunciarse como una exhalación, una reverencia ante lo que sucede o ha sucedido. Buscamos ese término justo en toda la vastedad del idioma, nada nos alcanza. Apelamos a la sonoridad que asoma desde otra lengua, la que promete asumir el significado de lo que intentamos transmitir. Rinascente, por ejemplo –el vocablo italiano que entraña la maravilla y contundencia de un fénix–, podría describir cada amanecer del que somos testigos, o el instante en que el brote de una nueva primavera aparece en el tronco agrietado de una planta invernal. Apenas un indicio nos basta para la promesa de vitalidad. Rinascente podría calificar todos esos momentos y sería, acaso, la palabra precisa para bautizar también a este número de La balandra. Una edición en la que, luego de cambios y modificaciones que fueron cimbronazos estructurales, izamos nuevamente las velas para salir a navegar.
Seis meses han pasado desde la última edición, una nueva etapa se inicia. La balandra 11 que hoy presentamos, además de las secciones ya conocidas y celebradas por los lectores, trae dos novedades que dan garantía de la apuesta: son cuatro y no tres los nuevos narradores del dossier de literatura nacional que muestra las voces que van surgiendo, e inauguramos Ojo de Buey, una ventana que se abre para que los escritores invitados nos revelen el territorio que llevan dentro, no sólo el que los vio nacer, sino también el que les sirve de refugio a la hora de sentarse a escribir su perspectiva sobre el mundo. Para darles lugar a esos nuevos espacios hemos modificado el Quién es Quién, abreviándolo, invitando a aquellos que quieran ampliar la información sobre los colaboradores de cada número balandrero a usar las muchas y variadas formas de acceso que permiten las redes sociales o los buscadores virtuales.
Estamos satisfechos de este esfuerzo. Sólo nos queda esperar que también los lectores gusten definir esta flamante edición como la rinascente. Muchas gracias por acompañarnos.
Alejandra Laurencich