El escritor como lector: Hernán Ronsino

Este autor, consagrado como una de las veinticinco fuertes promesas literarias de América Latina por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011, recorre para La balandra su trayectoria como lector.

 -¿Se leía en tu casa? ¿Se hablaba de libros?

-Hay dos tradiciones que se entrelazaban en mi casa. Mi mamá siempre que podía compraba colecciones de libros. Entre ellas compró, a lo largo de muchos años, la colección de clásicos y contemporáneos de Losada. Esos libros formaron parte de la escenografía de mi casa durante toda mi infancia. Pero nadie los tocaba. Eran algo semejante a los jarrones. Se tocaban cuando había limpieza. Se los miraba con cierto respeto. Mi mamá, de chica, escribía poesías. En un concurso que se hizo cuando ella iba al secundario, recibió como premio un ejemplar del Martín Fierro. Esa edición inmensa de Eudeba, con ilustraciones de Castagnino, creo. Un libro hermoso. Para mí, en ese libro se condensan las dos tradiciones que cruzaban mi casa. La tradición escolar, letrada; y la tradición oral, folklórica que ponía en práctica mi viejo con sus relatos orales: porque los únicos fragmentos de poesía que mi viejo sabía de memoria eran algunos fragmentos del Martín Fierro. Con el tiempo, cuando se me despertó el deseo por la lectura, descubrí que la colección de Losada contenía una inmensidad de autores: Homero, Sarmiento, Bergson, Ingenieros, Kafka, Neruda… Todos esos nombres estuvieron ahí presentes, silenciosamente, en nuestra casa, hasta que los descubrimos. Incluso muchos libros tenían las hojas pegadas. Nunca nadie los había leído…

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