Comenzamos a navegar una nueva etapa. Nuestra querida Alejandra Laurencich a partir de hoy se despide de la Dirección Editorial de La Balandra. Sin embargo, la revista no se despide sino que pasará a formar parte de un proyecto más amplio y ambicioso del que muy pronto podremos contarles más detalles. Acá dejamos las palabras que compartió Alejandra en su muro de facebook para que toda la comunidad que ha venido siguiendo el recorrido de la revista las conozca. De más está decir que le deseamos el mayor de los éxitos en todo lo que emprenda en el futuro. Y a ustedes que nos han apoyado a lo largo de nuestros catorce números les pedimos que sigan acompañando este hermoso proyecto cultural y literario que la seguirá remando contra viento y marea.
Hace un tiempo recibí el aviso de que por cuestiones financieras la revista La balandra (otra narrativa) ya no iba a poder publicarse. Los motivos son de imaginar: se encarecieron mucho los costos en papel, los insumos y demás; las ventas cayeron, como todos sabemos, en un año de los peores para la industria editorial. Así que después de 14 números editados, y luego de digerir la situación, cierro aquí mi ciclo como directora de una revista que fue parte de mi vida durante ocho años, desde el 2011 hasta la fecha. Una revista que nació como respuesta al generoso ofrecimiento de Carlos Costa: el de solventar una publicación literaria para nuevos narradores, la que yo quisiera y decidiera hacer. Una revista que pude concebir y llevar adelante con la responsabilidad y el compromiso intactos que me impuse el primer día: buscar la calidad literaria y estética, dar lugar a los nuevos talentos que fueran apareciendo, difundir la voz de los escritores y escritoras consagrados en otras latitudes que aquí no habían llegado, mostrar a los diversos actores del ámbito literario en su cocina diaria, y la trastienda de un oficio que me sigue fascinando, y al que voy a seguir apostando con todas mis ganas, como narradora y como docente: el de escribir.
Una revista en la que tuve plena libertad para tomar decisiones (desde el contenido y formato de cada sección, hasta la elección del diseño que identificaría cada página y la totalidad), para convocar colaboradores y entrevistados, para dar a conocer lo que me parecía que valía la pena ser difundido.
Una revista que llevé a todas partes, de la que hablé en las Ferias de todo el país, en escuelas e instituciones de diversas ciudades, en cada viaje que hice, en charlas en las Universidades Nacionales como la de Filosofía y Letras de Buenos Aires, la UNSAM, la Universidad de Morón, el Foro Internacional de la Fundación Mempo Giardinelli, y en instituciones extranjeras, como la Brown University, la Northeastern University, la Universität zu Köln, la Slovenian Book Fair y Maribor Public Library, el Trieste Book Center, la Balada Literaria de San Pablo, Brasil, y en varias Embajadas y Bibliotecas Públicas.
Quiero agradecer y aplaudir de pie a cada uno y cada una de quienes formaron parte fundamental de esta aventura fabulosa, desde la gente que integró el primer staff hasta el último: narradoras y narradores noveles y consagrados, periodistas, editoras y editores, correctoras, traductores y traductoras, poetas, diseñadores y diseñadoras, fotógrafa y fotógrafos, libreros y libreras, prenseros y prenseras, responsables de imprenta y publicación, vendedores, y en especial a mi compañera de redacción en los últimos años, mi mano derecha (e izquierda también): Fernanda García Curten, una escritora que admiro, una persona de bien, con la que día a día compartíamos el hacer.
Me quedan en el tintero muchas ideas y un montón de ganas de haber podido lograr más de lo que pude, pero esto es lo que hay y tengo para mostrar como resultado de un trabajo arduo: 14 números de una revista que sostuvo la gente con sus lecturas y recomendaciones, que apoyó la mayoría de la crítica desde el primer número hasta el último.
A toda la cofradía de lectores y lectoras, infinitas gracias, porque ustedes han sido lo más valioso de toda esta cosecha.
A partir de ahora, 20 de junio de 2019, quedo absolutamente desvinculada de todo lo que pueda llevar el nombre de La balandra en el futuro, las iniciativas que se lleven adelante o no bajo este lindo nombre, esta música extraña que fue mi música hasta hoy. Gracias, muchas gracias y hasta la vista.
PD: mi sugerencia es que si pueden compren los ejemplares que vean de La balandra, que seguirá en las librerías hasta agotarse, y a quienes deseen contactarme los espero en este mail: <taller.supervisiones@gmail.com> o en este muro, desde el que continuaré difundiendo la literatura con la misma pasión que puse en La balandra.