Nuevos Poetas · Mercedes Álvarez
Ojalá volaran murmurando…
ojalá volaran murmurando
los aviadores bajo sus trajes grises
y me dijeran
que las señales del cielo son buenas señales
que los pájaros pasan, pensativos
dibujando la curvatura exacta de un arco florentino
y que todos esos trazos de nubes
no son sino pistas
las piedras de Pulgarcito
el camino a una casa
–qué palabra tan ambigua–
aunque uno no sea deseado en ella
Recomendación a las futuras novias
Que sea blanco el vestido
para que destaque sobre él el rojo de la sangre
si por casualidad se pinchan un dedo.
Que sea azul la ropa interior
pero solo si sus ojos son azules
para poner en consonancia
lo que se ve con lo que no se ve.
Los zapatos, de taco fino.
De raso la cinta que anude
el talle –también fino–
de la cintura marcada
por los dedos de tantos impúdicos amantes.
Cásense si están hartas
de repetir siempre la misma ceremonia
pónganse la corona de flores
maten con su perfume el perfume del jazmín.
Como los perros
elijan al marido por olfato.
Recomendación a los trabajadores de mi generación
Si va a trabajar
piense en la generación que lo antecede:
ellos lo hicieron mejor que usted.
Sus padres madrugaron
sacrificaron las horas de ocio
cayeron rendidos los domingos
sobre sofás comprados
con el sudor de sus frentes.
Si va a trabajar
piénselo dos veces.
Recalcule, amortigüe.
Hay magníficos sofás mullidos
de segunda mano
y mesas de mármol
que desechan los jubilados desprendidos.
A veces las tías muertas dejan en herencia
copas de cristal europeo.
Si va a trabajar piénselo, medite:
ellos lo hicieron mejor que usted. [*]
Con un poco de orden es posible
poner las cosas
en su lugar
tipificar las horas
limpiar la casa
y dejar relucientes
las canillas del baño.
Con un poco de orden es posible
no olvidar las cosas
en los hoteles de paso
cerrar las ventanas a tiempo
para que no entre la lluvia
ventilar la casa
hacer ejercicio
dormir ocho horas.
Con un poco de orden es posible
escribir a todos los amigos
visitar a la madre
y mañana a la tía
tener dos
–o incluso tres–
amantes.
Con un poco de orden
hasta es posible
amar al prójimo como a uno mismo. [*]
(Del libro Imitación de los pájaros, Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2013)
[*] La balandra lamenta el error involuntario en la publicación de estos poemas en la edición papel.